Esta segunda vez, no fue la ideal, pero aún así hermosísima. Los cambios de visibilidad se realizan con una rapidez sorpredente, y en algunos segundos ya no hay nada, otra vez.
Una vez arriba.
La vida del sector. Hace 30.000 años este amonites vivía a -200 metros bajo el nivel del mar, luego se encuentró a 2.502 msnm.
Una muestra más del paisaje.
Es un lago chico, pero es un lago y está a 2.200 msnm. y la temperatura del agua es de 18°. La temperatura subjetiva ambiental es de 25°, y eso debido a la constante brisa fría, sin embargo, 15 minutos son suficientes para quemar la piel que no ha sido protegida. El ambiente es más bien surrealista, pues paracaidistas, planeadores y deltas sobrevolaron la zona durante toda la tarde, las marmotas daban gritos de alerta a cada vez que pasaba un caminante y las 17 horas pasó al lado nuestro un rebaño de más de 30 vacas que volvían al establo para ser ordeñadas.
A casi 3.000 mts. de altura. Al fondo: los Alpes y luego, la franja blanca, el glaciar Alescht.
Visitar un glaciar es simplemente una experiencia extraordinaria, sobre todo cuando se toma conciencia de que tiene una vida interna y de que aumenta o disminuye de volumen. El glaciar Alescht tiene 24 km de largo y retrocede 30 mts por año. En el glaciar también viven unos microorganismos que se alimentan de azucar que la obtienen del polen.
